jueves, 28 de enero de 2010

NOCIÓN DE PATRIMONIO CULTURAL

Patrimonio cultural es el conjunto de todos los bienes, materiales (tangibles) o inmateriales (intangibles), que, por su valor propio, deben ser considerados de interés relevante para a la permanencia de la identidad y la cultura de un pueblo. Es la herencia cultural propia del pasado, con la que un pueblo vive hoy y que transmitimos a las generaciones futuras.

Del patrimonio cultural hacen parte bienes inmuebles como fortalezas, castillos, templos, casas, plazas, conjuntos urbanos, obras rurales y otros lugares con valor para la historia, la arqueología, la paleontología y la ciencia en general. Los bienes muebles incluyen pinturas, esculturas o artesanías. Como bienes intangibles se consideran la literatura, la música, el folclore, el idioma, las costumbres y especialmente los saberes propios, como el conocimiento de la biodiversidad, la concepción del territorio o la medicina tradicional.

Es decir, "el patrimonio cultural está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad" o identidad de un pueblo, "tales como la tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto de bienes inmateriales y materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico, antropológico y las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular".

NOCIONES DE MONUMENTO ARQUITECTÓNICO, PUESTA EN VALOR, LEGISLACION NACIONAL Y ZONAS MONUMENTALES DE SANTA MARTA

Por: Alvaro Ospino Valiente

Patrimonio Arquitectónico se puede entender un edificio, conjunto de edificios o las ruinas de un edificio, o de un conjunto de edificios, que con el paso del tiempo, ha adquirido un valor mayor al originalmente asignado y que va mucho más allá del encargo original.

El concepto de "Patrimonio Arquitectónico", está inmerso en el de Patrimonio Cultural, sin embargo, el primero se refiere, casi exclusivamente a las obras de arquitectura que dicen relación con la identidad y la memoria de un lugar.

Entre algunas de las razones por las cuales un edificio, construcción, ruinas de un edificio o un barrio completo, pueden considerarse patrimonio arquitectónico están:

· Valor técnico
· Valor cultural
· Valor artístico
· Valor histórico
· Valor sentimental
· Valor urbanístico


ZONAS MONUMENTALES EN SANTA MARTA
Centro Histórico (Ciudad vieja)
Tramos de la Avenida del Libertador
Tramos de la avenida Santa Rita
El barrio El Prado
Algunas zonas del barrio Pescaito (arquitectura popular)

LEGISLACION DEL PATRIMONIO CULTURAL COLOMBIANO
Ley 163 de 1959 / Decreto Reglamentario 262 de 1963
Ley 397 de 1997
Ley 1185 de 2008

Bienes de interés cultural
Los bienes de interés cultural constituyen una categoría legal especial de bienes del patrimonio cultural de la Nación. De este grupo de expresiones, productos y objetos del patrimonio cultural, algunos conjuntos o bienes individuales, debido a sus especiales valores simbólicos, artísticos, estéticos o históricos, requieren un especial tratamiento.

ARQUITECTURA Y LENGUAJE
Lenguaje arquitectónico:

Semántica: es la parte de la lingüística que estudia el significado de las palabras con sus variaciones e interrelaciones.

Sintaxis: es la parte de la gramática que estudia las relaciones de las palabras dentro de la oración y la forma de enlazar una oración con otra, viene del latín sintaxis y del griego sintaxis que significa coordinar.

Pragmático: significa práctico o que tiene aplicación en la realidad a diferencia de lo puramente teórico.

Elemento arquitectónico: es cada una de las partes funcionales o decorativas de una obra arquitectónica, de modo que cada uno de ellos funcionaría como una palabra del lenguaje arquitectónico del que la arquitectura sería la sintaxis.

LA PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL
1. El término "puesta en valor", que tiende a hacerse cada día más frecuente entre los expertos, adquiere en el momento americano una especial aplicación. Si algo caracteriza este momento es, precisamente, la urgente necesidad de utilizar al máximo el caudal de sus recursos y es evidente que entre los mismos figura el patrimonio monumental de las naciones.

2. Poner en valor un bien histórico o artístico equivale a habilitarlo de las condiciones objetivas y ambientales que, sin desvirtuar su naturaleza, resalten sus características y permitan su óptimo aprovechamiento. La puesta en valor debe entenderse que se realiza en función de un fin trascendente que en el caso de Iberoamérica sería contribuir al desarrollo económico de la región.

3. En otras palabras, se trata de incorporar a un potencial económico, un valor actual; de poner en productividad una riqueza inexplotada mediante un proceso de revalarización que lejos de mermar su significación puramente histórica o artística, la acrecienta, pasándola del dominio exclusivo de minorías eruditas al conocimiento y disfrute de mayorías populares.

4. En síntesis, la puesta en valor del patrimonio monumental y artístico implica una acción sistemática, eminentemente técnica, dirigida a utilizar todos y cada uno de esas bienes conforme a su naturaleza, destacando y exaltando sus características y méritos hasta colocarlos en condiciones de cumplir a plenitud la nueva función a que están destinados.

5. Precisa destacar que, en alguna medida, el área de emplazamiento de una construcción de principal interés resulta comprometida por razón de vecindad inmediata al monumento, lo que equivale a decir que, de cierta manera, pasará a formar parte del mismo una vez que haya sido puesto en valor. Las normas proteccionistas y los planes de revalorización tienen que extenderse, pues, a todo el ámbito propio del monumento.

ESTRATEGIAS DE INTERACCIÓN ENTRE TURISMO, CULTURA E HISTORIA, COMO ALTERNATIVAS PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO DE LA CIUDAD DE SANTA MARTA (COLOMBIA)

Por: ALVARO OSPINO VALIENTE

PRESENTACION
El gobierno colombiano en todos sus órdenes territoriales ha desconocido la importancia de la cultura como industria productiva, aún cuando ésta, se robustece al integrarse con el turismo; como también el principio constitucional que reconoce a la cultura en sus diversas manifestaciones como fundamento de la nacionalidad.

La cultura es un sector de protagonismo de la economía de los países, como fuente de generación creciente de empleo y renta. De ello dan fe las cifras que las industrias dependientes de la imaginación y la creación, como el cine, los medios de comunicación, los impresos, la música, el video, la Internet y el espectáculo, reportan en sus economías. Así mismo, los geógrafos económicos coinciden en afirmar que el turismo es una fuente inagotable de divisas, fenómeno característico de la civilización contemporánea, unido indiscutiblemente a factores económicos, sociales y culturales. El turismo es en particular uno de los componentes más importantes de la actual economía mundial, cuyo crecimiento trasciende en su estratégica economía de servicios.

Muy a pesar que Santa Marta fuera elevada a la categoría de Distrito Turístico, Cultural e Histórico, mediante Acto Legislativo 03/89, ratificado en el artículo 328 de la Constitución Política; a la fecha sus administraciones no han diseñado unas estrategias de interacción con políticas de cohesión entre estos tres componentes: el turismo, la cultura y la historia. Es decir, hacer una planificación de conjunto que sustente su razón legislativa, fomentando lo económico, lo social, lo cultural, lo turístico e histórico, tal como lo establece el Artículo 1 de dicho Acto Legislativo. Estos aspectos aparecen irónicamente sólo en los membretes de la correspondencia oficial. No obstante este mandato compromete a las autoridades y a la hacienda local a ocuparse del turismo como actividad inherente a su razón de ser, traducido en proyectos serios de inversión en infraestructura, de planes a futuro, acciones de adecuación para superar deficiencias y encaminar la ciudad en un esfuerzo sostenido de mejora de la calidad y competitividad.

Nuestra ciudad no ha definido su vocación económica. ¿Cuál es su principal o verdadera actividad económica? ¿De que vive su gente? Si analizamos las fuentes de empleos, vemos que gran parte de la población samaria vive de los pocos cargos que les proporcionan las entidades oficiales y el resto de la economía informal. Muy a pesar de poseer un potencial natural y cultural, propicio para su desarrollo económico, no hay iniciativas coordinadas del orden administrativo local. No pensamos en grande, nos quedamos en pequeñeces, observando como algunas administraciones se disputan el presupuesto de la ciudad; sin pensar, que desarrollar turísticamente a Santa Marta, es desarrollar su economía, ofreciendo oportunidades para todos.
Las políticas turísticas y culturales en nuestra ciudad se implementan en caminos separados.
Nuestra riqueza cultural e histórica no se ha explotado adecuadamente en función del turismo; existen aisladas intenciones en aprovechar algunos monumentos arquitectónicos como la Catedral Basílica Menor, la Casa de la Aduana y la Floresta de San Pedro Alejandrino, que son insuficientes para una política seria de turismo comprometida con los monumentos históricos.
Pensar en todas las épocas del año, porque después de los meses de diciembre y enero, todo es dificultad en nuestra ciudad. Por otra parte, se evidencian los esfuerzos de los trabajadores culturales para poder materializar sus creaciones, enmarcados en la poca colaboración, la mendicidad y los apremios económicos.

La ciudad requiere de unos lineamientos o estrategias para atraer turismo y con ello, contribuir a solucionar en parte el problema del desempleo. Esas estrategias además de diseñarse para el provecho económico con programas o actividades de atractivo nacional e internacional que generen más visitantes, deben obedecer coyunturalmente a rescatar nuestros valores culturales y recuperar la memoria histórica de la ciudad para las futuras generaciones.


ESTRATEGIA UNO: REINGENIERÍA ADMINISTRATIVA
Hace falta establecer el punto de partida para institucionalizar lo que podemos mostrar, lo que debemos rescatar y lo que debemos programar si verdaderamente queremos una Santa Marta con vocación turística; para tal fin necesitamos unas estrategias de interacción entre el turismo, la cultura y la historia de nuestra ciudad. Con una coordinación propia y dinámica en la cual cada componente se apoye uno del otro, paralelamente la Alcaldía Mayor de Santa Marta en su aspecto administrativo debe implementar a corto plazo una reingeniería en lo turístico y cultural.
Es preciso fusionar entidades sin programas definidos y sin resultados, que trabajan por separado, tales como ETURSA, CORPOCENTRO, GERENCIA DE PROYECTOS DE CULTURA Y JUVENTUDES y algunas Divisiones de los DEPARTAMENTOS DE PLANEACION Y EDUCACIÓN-CULTURA para estructurar un ente que maneje o aglutine interactivamente estos tópicos. Esta entidad podría llamarse INSTITUTO PARA EL DESARROLLO TURÍSTICO, CULTURAL E HISTORICO DE SANTA MARTA. Igualmente coordinaría sus programas con los establecidos para la creación e investigación de FOMCUARTES o asumir sus funciones en el caso que este ente desaparezca.

La ciudad requiere constituir esta entidad para que asuma todas estas funciones y trace unos lineamientos específicos a partir de estas estrategias, desarrollando programas interrelacionados entre el turismo, la cultura y la historia como alternativa económica y de generación de empleo.
De la misma manera este ente debe gestionar los recursos para sus programas, hay recursos que por Ley nos corresponden pero por falta de gestión se pierden; también llevar a cabo programas que deben dejar resultados positivos con organismos internacionales, como la UNESCO, OEA, las embajadas, las ciudades hermanas y otras ciudades turísticas del Caribe.

ESTRATEGIA DOS: LA CONSOLIDACION DEL TURISMO CULTURAL Y ECOLOGICO
Los diagnósticos realizados sobre el turismo en Santa Marta reiteran un potencial natural y cultural inexplotado, hace casi cuarenta años se viene repitiendo en Santa Marta el mismo estribillo, pero nadie ha tomado el liderazgo para poner en práctica todos los estudios que se han realizado sobre este potencial.

Ciudad Perdida y el Parque Tayrona
Los estudios realizados por el Ministerio de Desarrollo Económico enfatizan sobre la necesidad de apuntar hacia dos atractivos de talla internacional. El primero es Ciudad Perdida, conocido en el ámbito de los estudiosos de la arqueología y de los aficionados al trekking o aventuras; y el Parque Tayrona, imaginario natural para el descanso de sol y playa, además como estancia ecoturística del Caribe, ambos visitados por el turismo nacional y europeo. Entre estos dos escenarios más lo que ofrece Santa Marta con sus playas, pueden constituirse en producto bandera para el mercado mundial. Para todo esto se requiere decisión, gestión e inversión por parte del gobierno distrital.

Fomento del Turismo Nacional
Bucaramanga, Bogotá y Medellín son ciudades donde el destino turístico nacional es Santa Marta. Para implementar estas estrategias a nivel nacional, debemos comenzar por estas ciudades con una publicidad agresiva, ofreciendo las ventajas para su elección.

Fomento del Turismo Bolivariano
Santa Marta como última morada del Libertador Simón Bolívar debe revivir el turismo Bolivariano proveniente de la República Bolivariana de Venezuela, aprovechando el interés de su presidente Hugo Chávez. Esta coyuntura es fundamental para atraer esta corriente turística diluida en la última década, esto permitiría más ingresos para esta inexplotada industria. Para su implementación se debe inventariar todos los aspectos que ligan al Libertador con nuestra región como: sucesos, escritos, comentarios, lugares, los pasajes de sus últimos días en Santa Marta y las fechas memorables de su vida.

ESTRATEGIA TRES: EXPLOTAR HOY, LA CONDICION DE SANTA MARTA COMO CIUDAD FIEL A LA CORONA ESPAÑOLA DURANTE LA COLONIA.
La Agenda Anual de Eventos Turísticos, Culturales e Históricos como instrumento para la Revalorización de la Cultura y la Historia de Santa Marta.
La experiencia observada en los países europeos donde las tradiciones, son motivos de eventos anuales que le dan la vuelta al mundo a través de la televisión, nos obliga a revalorar nuestra historia y tradición cultural, como elementos válidos para una política de turismo cultural; complemento de nuestras bellezas naturales. Ejemplo: las fiestas de San Fermín en España, con los toros; el culto al falo en el Japón; los combates medievales en algunas ciudades alemanas, etc.

Esta revalorización de la cultura y la historia serviría para definir la agenda anual de eventos a realizarse en las temporadas bajas y altas: los eventos turísticos, culturales e históricos. Acapulco tiene su Festival de Acapulco, Miami su Festival de la Calle Ocho y Viña del mar con su festival, que traspasan las fronteras y le dan identidad internacional.

La Representación de las Tradiciones como Atractivo Turístico.
El revivir de tradiciones perdidas de Santa Marta de los siglos XVII y XVIII, como las religiosas (la fiesta de Santa Emerenciana y San Ildelfonso), monárquicas (la posesión de un monarca o el nacimiento de su heredero) y folclóricas (los bailes españoles), registradas en la historia de Santa Marta, además de reafirmar nuestra identidad cultural, sirven para recuperar nuestra memoria histórica, valiosas para transformarlas en producto turístico en nuestra agenda anual de eventos.
La Recuperación de Nuestras Tradiciones y los Nuevos Polos de Desarrollo Turístico en el Distrito de Santa Marta.
Por otra parte, en nuestros componentes territoriales de extracción indígena como Bonda y Gaira hay tradiciones olvidadas base para una política de generación de empleo y programas microempresariales en los núcleos familiares. Ejemplo: la historia registra a Bonda como un poblado donde se fabricaban todo tipo de objetos en barro (alfarería), retomar este aspecto en función de empleo, este poblado se convertiría en un polo de desarrollo turístico. Igualmente Gaira con su tradicional fabricación de dulces; con estos programas estamos generando empleo y estamos recuperando nuestra identidad cultural, al igual que nuestra memoria histórica en función de la promisoria actividad económica como es el turismo.


ESTRATEGIA CUATRO: LA CULTURA Y LA HISTORIA COMO ATRACTIVO TURISTICO Y FUENTE DE CREACION CULTURAL.
Se precisa la elaboración de un programa de rescate e inventario del patrimonio cultural de Santa Marta, tanto tangible como intangible, para conocer, conservar y reafirmar nuestra identidad cultural Caribe; como también para el diseño de eventos, actividades o elementos de comunicación visual como atractivo turístico.

El Inventario del Patrimonio Cultural Samario, punto de partida para una Industria Cultural.
La cultura es una industria productiva al igual que el turismo, la riqueza del acervo cultural de Santa Marta y su región la componen un sin número de eventos y materializaciones que se conocen como el patrimonio tangible e intangible: principales hitos históricos, tradiciones populares, tradiciones religiosas, costumbres, música, danzas, rondas infantiles, leyendas, mitos, anécdotas, personajes en su historia, vestuarios, objetos, arquitectura, cartografías, crónicas, memorias de viajeros, etc., constituyen parte de nuestra identidad cultural.

Este conjunto cultural requiere de un inventario detallado del patrimonio cultural de Santa Marta que permita su revalorización y puesta en valor en los programas, proyectos y eventos diseñados en la agenda. De la misma manera es una necesidad para conocer nuestro pasado y reiterarlo en nuestro presente, a las nuevas generaciones

La investigación Cultural e Histórica como Instrumento para la Recuperación de la Nuestra Memoria y su Ofrecimiento como Producto Turístico.
Santa Marta tiene una historia oculta construida desde la dominación española hasta nuestros días, llenas de acontecimientos sobre ataques de piratas, leyendas de tesoros ocultos, naufragios de galeones, milagros de sus santos protectores, chismes parroquiales y sucesos curiosos de sus personalidades; que hoy constituyen noticias históricas de perfiles inverosímiles.

El rescate de las anécdotas de las esquinas, calles y barrios, sirve para que el samario tenga conocimiento de su pasado y en un momento determinado pueda responder a las inquietudes de los visitantes; igualmente, es una terapia para la reflexión de la realidad histórica en que ha transitado su ciudad. La investigación histórica permitiría que los lugares recuperen su imagen tradicional, hay que fomentar estudios de nuestra región en las áreas de geografía, historia, antropología, etnografía, sociología y ecología. Deben potenciarse los estudios, las estadísticas, la legislación cultural, cursos de formación que versen sobre temas que permitan definir la realidad turística, cultural e histórica de Santa Marta.

Hoy día, hay signos valoración con algunos trabajos de investigación entorno al rescate de nuestra memoria histórica que pueden ser aprovechados para implementar esta estrategia, pero de la misma manera se debe apoyar iniciativas de esta temática. Igualmente, la valoración de su patrimonio arquitectónico y urbano se evidencia con la elaboración del Plan Maestro para la Recuperación del Centro Histórico por parte de la Alcaldía, la materialización de proyecto permitiría una nueva lectura a su legado histórico y el redescubrir con elementos de lenguaje arquitectónico hasta el momento ignorados. En este orden de ideas se debe fomentar la creación de nuevas salas exposiciones o museos, pero fundamentalmente la alcaldía debe crear uno.

A partir de estos dos componentes debemos diseñar una serie de circuitos o recorridos turísticos:

¨ Circuitos turísticos alrededor de su patrimonio arquitectónico militar, civil y religioso de los periodos hispánico y neoclásico, complementándolo con los espacios públicos (esquinas, calles y plazas del centro).
¨ Circuitos turísticos por sitios de interés y museos.
¨ Circuito turístico bolivariano, (Los últimos pasos del Libertador Simón Bolívar en Santa Marta).
¨ Circuito turístico prehispánico, (Por la ruta de nuestros ancestros).
¨ Circuito turístico de los viajeros, (Por los caminos de los viajeros en Santa Marta en los siglos anteriores).

Estos circuitos deberán acompañarse con una clara señalización urbana donde se resuma cada aspecto del circuito y requieren de más completa preparación de guías de turismo. También complementarse con los servicios de toda índole (cafeterías, tiendas de artesanías, transporte, etc.) para satisfacer las necesidades que genera esta actividad, una manera de generación de empleo.

El Museo de Cultura e Historia de Santa Marta
La carencia de museos o salas de exhibición se hace latente en Santa Marta, la creación de unos espacios destinados a albergar la memoria cultural de la ciudad es un paso importante y un nuevo sitio histórico-cultural liderado por la administración distrital. En este sitio se realizarían programas de pedagogía de cultura ciudadana, en especial a la comunidad estudiantil donde se enseñaría de manera directa todo lo concerniente al acontecer histórico de Santa Marta, durante sus casi cinco siglos de existencia y en todos sus aspectos: social, económico, político, militar, religioso, científico, costumbrista, deportivo, etc.

La Historia como Fuente de Inspiración para la Creación Cultural.
Otro aspecto a desarrollar, es utilizar nuestra historia como fuente de inspiración para libretos de obras de teatro, entremés, cafeconciert o perfomance, actividades claves para la reanimación de los espacios públicos. Es una forma pedagógica estos libretos deben llevar un mensaje a la ciudadanía que acude a deleitarse. Además como alternativa para temas de concursos o la realización de obras pictóricas o literarias.

La Historia como Fuente para Nuevos Símbolos de Santa Marta.
Nuestro patrimonio cultural prehispánico, colonial y republicano tienen una riqueza en su lenguaje. La diversidad de códigos permite infinitas posibilidades para diseños de comunicación visual, la interpretaciones resultantes pueden utilizarse en ilimitados usos: campañas publicitarias de imagen, logosímbolos, afiches, señalizaciones, comerciales cantados, explotación comercial como industria artesanal (objetos y ropas), etc.

ESTRATEGIA CINCO: LA CULTURA URBANA Y LA FORMACION DE NUEVOS CIUDADANOS.
Al samario y en especial a los niños, a las nuevas generaciones hay que prepararlos con una nueva perspectiva de Santa Marta, el inculcarle el amor por su ciudad a través de la enseñanza de su cultura, los espinosos caminos por donde ha transitado en su historia, que les inviten a reflexionar y a asumir positivas actitudes frente a ella.

La Cátedra “Santa Marta” en los Colegios de Enseñanza Primaria y Secundaria.
El potencial estudiantil de Santa Marta de los colegios de enseñanza primaria y secundaria, los institutos de educación no formal y el SENA son fundamentales como agentes multiplicadores de información, para eso es primordial la creación de la cátedra “Santa Marta”, orientada con temas propios de nuestros cultura, el potencial turístico, los recursos naturales, la cultura ciudadana, la cultura urbana, la memoria histórica y todos los aspectos referentes a nuestra ciudad.

Los Programas de Formación Ciudadana y la Animación Socio-Cultural.
Hoy en día se habla en Latinoamérica sobre la necesidad de descubrir el lenguaje de los espacios cotidianos, de las ciudades para la gente que las habita y las visitas, y de estrategias de participación comunitaria en la creación cultural, único sello de garantía en los procesos de identidad de los pueblos. En Colombia hay experiencia en estos aspectos, el programa de cultura ciudadana adelantada por el alcalde Antanas Mockus, las escuelas de gaiteros de San Jacinto, las tiendas de consumo entre indígenas guambianas, la investigación y puesta en escena de música salsa en barrios caleños y los programas que rescata las rondas y juegos infantiles tradicionales.

El medio físico, la historia, las actividades productivas, la fotografía, la vivienda, las escuelas, la gente, la conciencia social, la salud, el paisaje, la música, los juegos, el barrio, la calle, la esquina, la comunicación; todos son temas que configuran estrechamente una cultura local y una imagen llena de vida y alegría para las ciudades; son temas que exigen para su autenticidad procesos de participación ciudadana. La característica de sus barrios populares y su gente es un elemento a explotar turísticamente en especial el barrio Pescaito donde sus calles anchas permiten la realización de eventos musicales.

La Reanimación de los Espacios Públicos
Tenemos unos espacios públicos como plazas y plazoletas sub-utilizadas. Afortunadamente se adecuaron la plazoleta Venezuela y el callejón de la Carrera segunda con la concesión otorgada a la Federación de Cafeteros y Artesanías de Colombia. Esta iniciativa se puede ampliarse a la placita Vieja, plaza de Bolívar y plaza de San Miguel. Para este propósito se requiere el concurso de la Alcaldía Mayor, los colegios, las emisoras y la empresa privada, implementando un programa de reanimación de estos espacios con el desarrollo de una serie de eventos culturales que tradicionalmente se realizaban como las retretas y programas radiales dominicales.
La realización de los espectáculos de luz y sonido se han realizado con éxito en varios países del mundo. En este sentido las plazas de Santa Marta son sitios ideales donde pueden desarrollarse estos eventos, con montajes basados en la esencia de nuestro pasado para el disfrute de propios y extraños. Estas programaciones, lograrían la circulación constante de público en el centro histórico, siendo una forma de reanimación nocturna, que arroja en la actualidad buenos resultados en Cartagena. Otro sitio propicio para este programa es la explanada del fuerte del Morro, que tiene la condición espacial y visual en especial para las horas diurnas.

La concesión a particulares o un pool de gestores culturales de la plaza de la Catedral y la placita Vieja para actividades culturales y musicales durante los fines de semanas, generaría un espacio de encuentro para los amantes de la cultura y la bohemia. Este evento requeriría de la integración de empresas directamente beneficiadas con la actividad, como las gastronómicas y las de bebidas.

La Creación de una Red de Gestores Culturales.
El plan precisa de un registro informativo detallado de los gestores culturales y el plan de eventos o actividades que se realizan en Santa Marta. Esto ahorraría esfuerzos y reforzaría el quehacer cultural de la ciudad preparando eventos de calidad con proyección nacional o internacional. Con este registro se diseñaría la red y la agenda cultural anual programada de acuerdo al perfil de las corrientes turísticas que anualmente nos visitan; teniendo en cuenta las temporadas altas y bajas, los meses con puentes festivos, carnavales, semana santa, etc. En este aspecto hay una iniciativa para construir esta red, por parte de los egresados del Segundo Diplomado programado por el Fondo Mixto para la Cultura y las Artes de Santa Marta y la Universidad del Magdalena.

Santa Marta y los Récords Guiness
Otra propuesta a tener en cuenta valorando nuestras potencialidades, es institucionalizar a Santa Marta para un Récords Guiness o una marca mundial, traducida en publicidad gratuita para la ciudad a través de los medios de comunicación en temporada alta.


ESTRATEGIA SEIS: PLAN DE ACCION INMEDIATO.
Para comenzar a desarrollar estas estrategias se requiere como mínimo realizar las siguientes tareas:
a) Programa de rescate e inventario del patrimonio cultural de Santa Marta.
b) Investigación referente a los festejos coloniales (religiosos, monárquicos y populares) para su representación.
c) Diseños de nuevos recorridos o circuitos turísticos.
d) Programa de reanimación de espacios públicos.
e) Programa de cultura ciudadana y atención al turista.
f) Estructuración de las salas del Museo Distrital.
g) Programar un Récord Guiness en la ciudad, preferiblemente que tenga al mar como escenario.
h) Estructurar la cátedra “Santa Marta” con el DAEC.

LA PUESTA EN VALOR DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTA MARTA (COLOMBIA)

Por: Alvaro Ospino Valiente

El Ministerio de Cultura adoptó el Plan Especial de Protección para la recuperación y preservación del Centro Histórico del Distrito Turístico, Cultural e Histórico de Santa Marta, declarado como Bien de Interés Cultural de carácter Nacional, mediante Ley 163 de 1959, expedida por el Gobierno Colombiano. Esa adopción expedida en la Resolución de agosto 11 de 2005, define el plan de divulgación como el conjunto de acciones que se deben adelantar para difundir los valores reconocidos de ese conjunto. El objetivo principal de ese plan es la apropiación del patrimonio del Centro Histórico por parte de la ciudadanía en general y señala de manera directa la inserción del casco viejo de la ciudad en los programas educativos:

TÍTULO VI, PLAN DE DIVULGACIÓN
ARTICULO 3. INCLUSIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO EN PROGRAMAS EDUCATIVOS. La historia y los valores tanto culturales, como históricos del Centro Histórico debe ser objeto de programas educativos en las instituciones de educación primaria media y superior y en las instituciones que propenden por la divulgación del patrimonio cultural. Estas instituciones deben programar actividades como: visitas guiadas para alumnos, profesores y la ciudadanía en general.

A partir de este enunciado planteamos la estructuración de un programa de puesta en valor dirigida en primer lugar a los propios samarios o residentes, segundo a los turistas.

Alcaldía de Santa Marta
Uno de los ejemplos de la arquitectura neoclásica, conocida también como republicana con una impronta de los edificios de poder, traducido en el frontispicio que acoge el escudo del país. Data de 1930, fue erigida para albergar la Gobernación del Magdalena. En 1975 se trasladaron las oficinas de la Alcaldía de Santa Marta y la Gobernación pasó al desaparecido Hotel Tairona.

Esta puesta en valor no es más que una intervención socio-cultural, un proceso de revalorización que implica utilizar cada uno de estos espacios públicos, que debe arrancar con el propósito de destacar y exaltar sus características, su trascendencia histórica y crear una atmósfera apropiada para que cumpla a plenitud una nueva función social en nuestra época; que bien planeada se traduciría en un nuevo atractivo para el turismo. Su implementación permitiría una nueva lectura a su legado histórico, el redescubrir de elementos de su lenguaje arquitectónico hasta el momento ignorados.

Catedral de la Basílica, BIC
La fachada es inspiración del neoclasicismo religioso, llevado por los Borbón de extirpe francesa a la cultura española, luego que asumieran el trono española a comienzos del siglo XVIII. Los principios renacentistas del eje de simetría con la colocación central de la puerta de visual axial, tienen aplicación válida en este diseño. Es la edificación más costosa y voluminosa de la herencia de dominación española, calificada de suntuosa suscitó toda una controversia en su época.

De no llevarse a cabo este plan, nos quedará la pregunta recurrente ¿Qué vamos a hacer con él, una vez se realicen las obras de recuperación de sus espacios públicos? ¿Cómo obtenemos rentabilidad socio-cultural a la cuantiosa inversión de rescatar el Centro Histórico? ¿Cómo se va a apropiar la comunidad de este renovado sector de la ciudad? ¿Cuál va a hacer su nueva función social en nuestra época?
Nuestro casco viejo debe generar rentabilidad social, traducida en un nuevo atractivo que a la larga se traducirán en pesos o dólares. También posee condiciones particulares y únicas que responden a su identidad cultural, historia y carácter de sus habitantes, cualquiera de las acciones socio-culturales a efectuarse deben resaltar el reflejo de la identidad samaria, contribuyendo a afianzar el sentido de pertenencia hacia esta representativa parte de la ciudad.
Tiene una historia oculta construida a lo largo de sus casi cinco siglos de existencia, llenas de acontecimientos sobre ataques de piratas, teatro de guerra civiles, leyendas de tesoros ocultos, naufragios de galeones, milagros de sus santos protectores, chismes parroquiales y sucesos curiosos de sus personalidades; que hoy constituyen noticias históricas de perfiles inverosímiles.
La experiencia observada en los países europeos donde las tradiciones, son motivos de eventos anuales que le dan la vuelta al mundo a través de la televisión, nos obliga a revalorar nuestra historia y tradición cultural, como elementos válidos para una política de turismo cultural; que complementa nuestras bellezas naturales, donde la recreación de la historia se constituye en un atractivo turístico.

Así como la Oficina del Historiador revive con su obra de rehabilitación integral la vocación cultural del Centro Histórico de La Habana (Cuba) con su programa “Rutas y Andares”, en Colombia ciudades como Bogotá tienen programas similares “Caminemos La Candelaria”, Cartagena con “Nuestra Herencia, Nuestro Deber” y Barranquilla con “Mira al Centro”. Debemos apuntar a hacer del Centro Histórico, el núcleo de la actividad cultural y lúdica de Santa Marta para que se constituya efectivamente en el reflejo de la identidad samaria, tal como lo señala el Plan Maestro de Recuperación del Centro Histórico en uno de sus objetivos específicos, contribuyendo a su puesta en valor con el Programa “Paseando por el Centro” a partir de la Rondas Culturales y Recreaciones Escénicas para el goce o disfrute de propios y extraños.

Antiguo Seminario Conciliar, BIC
El Seminario Conciliar guarda el patrón tradicional conventual europeo, con una vida social volcada hacia su interior, desarrollada en una tipología organizacional de patio rodeado de espacios habitables, impronta de la herencia castellana y mudéjar a la vez. Presenta un criterio claro de distribución espacial resuelto en dos plantas, cuyo primer piso se desenvuelve inicialmente con un espacioso vestíbulo donde se articula una gran escalera de dos tramos en dirección opuesta y con un rellano a la mitad de altura que conduce a otro vestíbulo en la segunda planta.

Este programa es puntal para la consolidación del sentido de pertenencia y la cultura ciudadana.

Casa de Madame Agustine
Pertenece a la arquitectura doméstica de época colonial en su etapa tardía de primera mitad del siglo XIX, revela características tipológicas que difieren de otros ejemplos contemporáneos, como el antepecho modulado de la cubierta de azotea, convertida en un mirador muy usual en las viviendas de familias dedicadas al comercio a través del puerto de Santa Marta.

El uso de sus espacios públicos para actividades de animación urbana y escenarios pedagógicos para las nuevas generaciones, implementando una serie de recorridos culturales por el Centro Histórico y la puesta en escena de sucesos de la historia como parte de su puesta en valor y reanimación de sus espacios públicos. Las visitas teatralizadas serían la actividad más innovadora desde el punto de vista de la atracción del turista, consistirían en la dramatización por actores de historias relacionadas con la ciudad, escenificadas en distintos puntos que recorren conjuntamente actores y visitantes.

Paralelo a la implementación de su puesta en valor, el Centro Histórico de la ciudad de Santa Marta precisa de un ente de gestión y administración para que vele por las zonas de protección ambiental, recreativa de uso público, haga una supervisión estricta de la zona de conservación histórica patrimonial y un seguimiento al reglamento de uso espacio público. De igual manera esta entidad debe propender por la aplicación de acciones de diferentes naturalezas para su sostenibilidad y salvaguarda de su ambiente monumental:

URBANAS
· Fortalecer el conjunto de espacios públicos (Camellón, plaza Mayor, plazoleta Francisco de la Trinidad y Arrieta, plaza de San Francisco, Placita Vieja, plaza de la Catedral y plaza de San Miguel), a partir de su puesta en valor imprimiéndole un carácter de mayor importancia a partir de su contextualización histórico-ambiental, convirtiéndose en hitos espaciales representativos de nuestra identidad cultural.

· Implementar un modelo de Marketing Urbano como mecanismo de posicionamiento para Santa Marta, efectiva herramienta de gestión urbana y estrategia de competitividad, mejorando el nivel de vida de sus residentes, fortaleciendo la oferta de productos y servicios del sector turístico, impulsando la esfera de eventos y negocios, reuniendo una serie de posibilidades reales en su mercado interno y externo.

Casa Manuel de Ujueta y Bisais
Es uno de los últimos ejemplos sobrevivientes de la arquitectura colonial domestica, época colonial. Hace parte de los sitios que conforman la Ruta Bolivariana en el Centro Histórico de Santa Marta, puesto que bajo su techo se custodiaron por algún tiempo los restos de Simón Bolívar después del terremoto que destruyó esta ciudad en 1834. La edificación hace parte del periodo neoclásico, presenta una portada dorica afortunadamente su tipología está conservada, pero descuidada con una estructura espacial ideal para organizar el Museo de la Ciudad.

· Renovar la imagen de Santa Marta creando una nueva marca y diseño corporativo, centrado en la potenciación de su casco histórico, facilitando una mejor comprensión por parte de sus habitantes, clave para apuntalar el sentido de pertenencia e iniciar el desarrollo de símbolos representativos y de distintos atributos que los foráneos puedan fijar en su mente o tener de ella.

Casa de Pedro Sales
Fue un inmueble estratégicamente ubicado en la esquina de la calle del pozo con el callejón de Pedro Sales, utilizado como punto donde se emplazaron francotiradores y cañones durante la guerra civil de 1860 y 1879, que tuvo como uno de los teatros bélicos a la plaza de Santa Marta. Su propietario fue un próspero comerciante en la segunda mitad del siglo XIX, cuyo apellido tomó el nombre del callejón.

SOCIO-CULTURALES
· Articular los parámetros culturales más relevantes del samario en cuanto a su identidad y en su contexto histórico-territorial, reflejado en la fuerte presencia de sus símbolos que genera la institucionalidad de la ciudad, su herencia cultural y en los componentes que conforman su iconografía más representativa para manejarlos en el diseño de su señalización, mobiliario urbano y elementos de arte público, contribuyendo a fortalecer el sentido de pertenencia, a crear conciencia ciudadana para conservar, revalorizar y apropiar el patrimonio urbano-arquitectónico. Fomentar con la recuperación de estos espacios, la identidad colectiva a través del encuentro entre grupos sociales y del gozo recobrado de poder disfrutar juntos del espacio público, procurando la revalorización de la diversidad cultural, lo que podría significar un cambio definitivo en el comportamiento y la mentalidad ciudadana.

Palacio Tairona
Obra excepcional del art deco en Santa Marta con tipologías propias del Caribe, delgados aleros y diseño de pisos con motivos marinos. Esta edificación fue diseñada por el maestro cubano Manuel Carrerá (el mismo diseñador del Teatro Santa Marta) para hotel en la década de los cuarenta del siglo pasado. Dicen que su autor se inspiró en la posición de un indígena sentado que abraza sus piernas, escondido tras los altos cocoteros adormecidos por la brisa del mar.

PUESTA EN VALOR
· Abarcar en este aspecto una visión macro de la historia de Santa Marta, consolidado en esos espacios públicos y en su patrimonio arquitectónico. Para tal efecto, hemos definido unos itinerarios culturales acorde a su realidad monumental e histórica. También un programa de reanimación urbana con las recreaciones históricas basada en sucesos pasados, al igual que fortalecer las tradiciones religiosas en su escenario habitual.

· En el caso de Santa Marta, se trata de implementar su razón legislativa como Distrito Turístico, Cultural e Histórico, interaccionando esos componentes, utilizando el acervo tangible e intangible como valor agregado del CH en programas de recuperación de memoria histórica y sentido de pertenencia generados desde estos espacios públicos.

· Este proceso de revalorización implica utilizar cada uno de estas plazas, parques y calles de ambientes urbanos con valor monumental, destacando y exaltando sus características para su óptimo aprovechamiento hasta colocarlos en condiciones de cumplir a plenitud una nueva función social en nuestra época; como recurso turístico autosuficiente generador de riqueza, contribuyendo a fortalecer la economía de la ciudad.

· Fortalecer las tradiciones religiosas, cuyo escenario habitual siempre ha sido el Centro Histórico de Santa Marta, rescatar las festividades religiosas desaparecidas como parte del programa de recuperación de la memoria histórica.

En la actual "Papelería Pica Pica" nació en 1884, Gregorio Castañeda Aragón, conocido como el “Poeta del Mar” y desconocido para la gran mayoría de los samarios, dedicó gran parte de su producción literaria a su ciudad natal, como los arraizados versos Las Ruinas:

La casa de los abuelos
Grande, de sórdido portal
De rojo ladrillo morisco
Bajo las sábanas
Con un temblor cerval
Oyendo ruidos de cadenas
Del otro mundo, en el zaguán
Aquella casa que fue mía
Hoy es escombros, Nada más…

EL TURISMO CULTURAL Y LA EFEMERIDES

Álvaro Ospino Valiente

Desde hace muchos años de Santa Marta se dice que es una ciudad con vocación turística, pero la verdad es que tiene un invaluable potencial turístico que revolucionaría su economía. El turismo que llega a nuestra ciudad lo hace por inercia que ejercen sus recursos naturales. Este aspecto se conoce desde la primera huella que dejaron los hombres de Bastidas sobre la playa húmeda en nuestra bahía, luego los innumerables oficiales al servicio de la Corona española que vinieron en los siglos XVI, XVII y XVIII, ni que hablar de las líricas descripciones cantadas por los visitantes europeos de segunda mitad del siglo XIX. Aún con estas experiencias testimoniadas por generaciones pasadas, las de nuestro presente no se ha diseñado una política integral de turismo en función de estos recursos (Léase turístico, cultural e histórico).

Hoy se adelanta un proceso de recuperación del Centro Histórico hasta el momento no he escuchado por parte de las autoridades oficiales para servirá. Durante la conciliación con la comunidad samaria aporté una propuesta para el Plan de Desarrollo Distrital 2008-2011, llamada “Plan de Dinamización Turística del Centro Histórico de Santa Marta”, al cabildo le pareció coherente porque recogía algunas propuestas puntuales y las enmarcaba de manera integral en un sólo propósito, lamentablemente al momento de ajustar el plan quedó en el olvido.

Ni que hablar de la oficina de turismo de la ciudad que con diferentes nombres y personalidades a lo largo de su existencia –algunas veces convertido en costurero, algunas veces por personas en el lugar equivocado-, sigue su marcha sin pensar en planificación turística-territorial y en planificación de estructuración de actuaciones administrativas para desarrollar esta actividad en toda su dimensión. Aún seguimos sin un serio inventario turístico, aún seguimos sin un plan sectorial de turismo; tampoco tenemos un inventario monumental que permita desarrollar programas de turismo cultural. No podemos seguir esperando que el turismo de aventura siga siendo nuestro estandarte y el espejo donde se refleje la oferta turística de la ciudad. La organización de reinados y carrozas no pueden catalogarse como el máximo logro de una gestión pública en turismo, mucho más cuando tenemos fortalezas de las cuales se derivan infinidades de oportunidades.

Debemos apostar hacia el Turismo Cultural, definido como "Aquel viaje turístico motivado por conocer, comprender y disfrutar el conjunto de rasgos y elementos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social de un destino específico". El Turismo Cultural juega un papel muy importante para dar a conocer, preservar y disfrutar el patrimonio cultural y turístico de nuestro país. Los efectos que genera el tratamiento adecuado del turismo cultural, desde una perspectiva de mercados, trae como consecuencia, la satisfacción del cliente, la conservación del patrimonio de uso turístico y el desarrollo económico y social de las comunidades a partir de la generación de nuevos empleos.

La experiencia de un país como España que basa su economía en el turismo cultural, nos permite dimensionar lo que podríamos implementar en Santa Marta con los que nos queda del acervo patrimonial histórico-urbano-arquitectónico e intangible, más aún si viene a complementar el turismo de sol y playa. Es el momento de diseñar una política de turismo cultural en función de las efemérides asociadas a la independencia desde este año con la “Real Jura de los samarios a Fernando VII, pasando por los memorables acontecimientos previos a la independencia hasta finalizar con el Quinto Centenario de la Fundación de Santa Marta y la Conmoración del Bicentenario de la Muerte del Libertador.

Hoy día, tenemos que posicionar el Bicentenario de la Independencia de Colombia con los acontecimientos de diferente desenvolvimiento de nuestra ciudad, como lo fue la actitud realista de los samarios en ese momento histórico y traducirlo en términos de turismo cultural, como también en una gestión administrativa distrital ante el Gobierno Español explicándoles que ellos están en deuda con la historia de Santa Marta, que durante 275 años estuvo en último orden en las prioridades reales, pero la primera en serle fiel y leal en las primeras manifestaciones de independencia.

España, México, Puerto Rico, Cuba y otros países del área del Caribe vienen desarrollando una serie de recreaciones de pasajes históricos como parte de la oferta turística. Santa Marta posee un invaluable filón histórico que bien planificado entraría a integrarse al circuito de puertos caribeños que ofrecen este producto. En octubre de este año se cumple el bicentenario del ascenso de Fernando VII al trono español por tal motivo muchas ciudades hispana celebraron tal acontecimiento un festejo ordenado por cédula real. Ese año de 1808, en Santa Marta se comunicó la abdicación del rey Carlos IV y sucesión de su hijo el príncipe de Asturias, que en lo sucesivo se conocería como Fernando VII. Finalmente se informó al público que la jura se llevaría tres días después en la víspera de su cumpleaños del nuevo rey. El día 13 de octubre la ceremonia se realizó conforme a la tradición. Hubo grandes festejos, misa solemne, Te Deum, repiques de campanas e iluminaciones, prepararon un escenario cuyo fondo ocupaba el solio de Fernando VII y encima una copia de su retrato con una guardia de honor.

Hubo pareja de a caballo, baile, música, fuentes de vino y carros triunfales. Las calles se iluminaron con cactus seco y aceite de corozo. Una fragata armada recorrió las calles, se acercó a la plaza, y rindió un castillo que se había levantado con ese motivo e hizo descargas. Se repartieron medallas de oro y de plata “con los jeroglíficos del retrato de nuestro amado Fernando VII y un perro, palma y oliva, que demuestra lealtad, victoria y fidelidad”. Los miembros del Ayuntamiento renovaron sus votos de fidelidad y sumisión y concurrieron en medio del entusiasmo del pueblo a todos los actos públicos. Por tres días consecutivos se proporcionó al pueblo diversiones permitidas.

Este ejemplo es una de los ejemplos de cómo se puede iniciar un proceso de implementación del turismo cultural en Santa Marta, es decir implementar la razón legislativa de Santa Marta como Distrito Turístico, Cultural e Histórico. Estos eventos servirían para dinamizar los espacios públicos del Centro Histórico que actualmente se recuperan para el disfrute de la comunidad, además de contribuir diseñando para estas plazas hitos urbanos o arte público con la respectiva temática; además de constituirse en la promoción de una nueva imagen turística de la ciudad.

Anverso: Efigie de Fernando VII con leyenda “FERNANDO VII REY DE LAS ESPAÑA, 1808”.
Reverso: Jeroglífico conformado por un perro, palma y oliva, que demuestra la lealtad, victoria y fidelidad. Con la leyenda “LA LEALTAD DE SANTA MARTA”.

Moneda acuñada por orden del gobernador de la provincia de Santa Marta, don Víctor de Salcedo y Somodevilla en la ceca de Santa Marta con motivo de la ascensión al trono de Fernando VII en 1808, que sería el modelo para el monumento escultórico. Sólo Santa Marta, Popayán y Santa Fe de Bogotá acuñaron monedas para tal acontecimiento.

La recreación histórica de estos festejos es un desfile escénico con pasajes teatrales interpretados por personajes vestidos a la época, en un escenario ambientado con diálogos, coros y musicalización, que se desarrollaría entorno a la plaza Mayor (calles de la Cárcel y Acequia), debidamente decoradas con pendones y banderas, amobladas a lo largo del anden para la ubicación de los invitados en general, que deberán asistir vestidos acorde a la recreación (trajes, sombreros, pelucas, abanicos de mano, bastones, etc.).

Nuevo monumento escultórico o arte público con motivo del bicentenario de la Real Jura de Lealtad de Santa Marta al rey Fernando VII, como aporte para implementar el turismo cultural en esta ciudad.

Aprovechar los sucesos históricos en función de construir una política de turismo cultural a dado resultado en otros países que basan su economía en el turismo, sirviendo además de instrumento para conservar nuestra memoria histórica y generar sentido de pertenencia.

Fundir un monumento escultórico en bronce de acuerdo al modelo original, tipo moneda de 3.00 metros de diámetro, debidamente anclada sobre pedestal e iluminada con 4 chorros de luz que salen desde el piso. (Incluso la escultura podría girar sobre su eje para capturar en el mismo ángulo fotográfico sus dos caras). La necesidad de tener esculturas en los espacios públicos que dejen el testimonio el paso de un turista por esta ciudad, justifica la realización de este arte público.

CAÑONES Y HALLAZGOS EN EL CENTRO HISTORICO DE SANTA MARTA (COLOMBIA)

Por Álvaro Ospino Valiente

El hallazgo de dos cañones en las excavaciones que se adelantan para las obras de recuperación de los espacios públicos del Centro Histórico de Santa Marta, se ha catalogado como un hecho “asombroso”. Lo que si genera sorpresa, es la poca información que manejan los encargados de estos trabajos y el exceso de especulación con que se ha manejado la noticia. Se llegó a una falaz conclusión que podrían pertenecer a piratas, fijaron fechas de combates del conflicto anglo-hispano en verdaderos periodos de tregua y llegaron hasta asociarlos a los combates en el periodo republicano. Pero lo más sorprendente de estos “bichos raros”, es que los dejaron en manos de antropólogos de la capital del país para que determinen su época.

Es elemental concluir que el Centro Histórico más viejo del país, guarda en sus entrañas muchos testimonios que revelan páginas de su pasado, debemos considerar que estamos sobre una extensa zona arqueológica. Recordemos que en 1946, cuando se adelantaban las obras de alcantarillado se encontraron además de cañones, una vasija de cerámica gris lisa en forma de un caimán enroscado. Santa Marta fue la ciudad que más expuesta estuvo a las retaliaciones de los enemigos de la Corona española y que mantuvo un desincronizado sistema defensivo por más de 250 años. Sólo finalizando el siglo XVIII pudo establecer un triangulo defensivo en momentos de una inusitada resurrección urbana y arquitectónica, propiciada por las reformas borbónicas de los monarcas Carlos III y Carlos IV. No es extraño el hallazgo de estos cañones, porque estudiar la historia militar de la ciudad de época española, es estudiar en realidad su historia. En el paisaje urbano de la ciudad estaban los cañones y también sus operarios, los soldados realizando sus ejercicios en la plaza de Mayor o de Armas, haciendo turnos como vigías, apostados en las arruinadas fortificaciones de San Juan de las Matas y de San Vicente que inútilmente defendían la playa.

Estas armas estaban reglamentadas por las ordenanzas emanadas por el rey y desde tiempos de Carlos I existían más de 50 modelos de piezas distintas, que para poner evitar confusión, ordenó en 1540 que no se fundiesen en sus dilatados dominios más que ocho modelos de piezas. El primero de estos cañones fue hallado en el área oeste de la plaza Mayor (mal llamado parque de Bolívar) donde por mucho tiempo estuvo la Aduana de Sales y el segundo en la esquina de la calle de Acequia con el callejón de la Catedral. El primero está cubierto de sedimentos donde son visibles los muñones para apoyarlo en la cureña, que dificultan su lectura y determinar su época. Pero por lo observado creemos que este cañón debe pertenecer a la tercera época de la artillería, llamada también de la Artillería de la Ordenanza, que abarca el siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Eran piezas de bronce o hierro, lisas y de avancarga (cargada por la boca del cañón).

En Santa Marta como en todo el Caribe, se utilizaron cañones de las Ordenanzas de 1718, 1728, 1743 y 1783, que tenían un calibre entre 36, 24, 18, 12, 8 y 4 libras (el calibre de las piezas se definía en libras de peso de la bala maciza de hierro que era el peso de la bala que podía disparar cada categoría de cañón y no en medida de unidad lineal del diámetro del ánima). Estos cañones quedaron en la obsolescencia al finalizar la contienda entre España e Inglaterra a finales del siglo XVIII, algunos expuestos “hace más de un siglo al áspero viento del mar, se desmoronan en planchas herrumbrosas; el océano ha formado grutas,” como lo revela el viajero francés Elisee Reclus en 1855 y su compatriota el explorador Pierre D´Espagnat que de paso por la ciudad en 1898, observó detenidamente dos cañones, referenciando la inundación del río Manzanares de 1894…

Y su especial melancolía apenas analizada, se aumenta con las ruinas acumuladas por el ciclón de hace cuatro años, estragos que desde luego nadie pensó reparar, inmensos cuadriláteros desiertos, saharas ardientes y rectangulares, que el viento barre levantando torbellinos de polvo yesoso; se aumenta con la vista de unos viejos cañones españoles o franceses, hundidos por la boca en las esquinas de las calles, que llevan inscripciones en relieve: Le Gran Robert 1669, La Jaqueline 1703; se aumenta con ese no se sabe qué, que deja tras sí la historia cuando fue demasiado legendaria y grandiosa para que vuelva jamás a repetirse...

Es cierto, en la segunda mitad del siglo XIX era común observar cañones enterrados en las esquinas de las manzanas, tal como lo revelan las fotografías de finales del siglo XIX y principio del XX. Una de las imágenes más viejas de la ciudad, una acuarela de la Catedral realizada en 1844 por Edgard Mark, vicecónsul de Inglaterra en Santa Marta, muestra un cañón en la esquina de la casa de la familia Granados (volada durante los combates de 1860) donde hoy tiene su sede el Concejo Distrital. De acuerdo a una información registrada por la Gaceta Mercantil en 1849, su colocación en estas esquinas obedecía a la necesidad de proteger a las personas e inmuebles de los carruajes o coches de tracción animal, a manera de “guardacantones”. En su época no representaba ningún valor cultural o histórico, era parte de la cotidianidad y del paisaje urbano de Santa Marta. Hasta hace algunas décadas era común ver como las puertas de las casas se aseguraban con una pesada bala de cañón para mantenerlas abiertas. Así transcurrieron los años y estos cañones se derruyeron bajo el sol, brisa y lluvia. En la cuarta década del siglo pasado se dio inicio a las obras de acueducto, alcantarillado y pavimentación de las calles de la ciudad vieja, es probable que en su momento fuera más fácil enterrarlos que quitar estos “checheres viejos”, teniendo en cuenta su nulo valor y su considerable peso. Es por eso, que muchos de ellos yacen enterrados en las esquinas a pocos centímetros de profundidad.

También causó sorpresa el encuentro de restos de huesos de reses, fragmentos cerámicos y restos de otros materiales en las obras de la plaza Mayor. Es lógico pensar que si excavamos en el sitio donde estuvo el viejo cuartel hasta 1954, vamos a encontrar testimonios de su vida cotidiana. El Cuartel de Infantería Fija Veterana fue construido en 1791 por el director de las reales obras Antonio Marchante por orden del virrey José de Ezpeleta (1789-1797), que le encargó terminar las obras de la Catedral y le encomendó la edificación de cuarteles para las compañías de infantería. Hoy, estos bienes muebles representan un alto significado simbólico para la historia de la ciudad, el lugar indicado para su ubicación es el sitio donde lo encontraron, montado sobre una cureña (carricoche de madera donde se ubicaba el cañón) y con una completa información histórica. Es probable que muchos testigos del pasado se hayan destruidos por la falta de rigor arqueológico en el procedimiento de las excavaciones, más cuando los encargados de los trabajo son gente de afuera que no tienen un mínimo grado de sensibilidad o arraigo con la ciudad, además de la carencia en el equipo del proyecto de profesionales idóneos en el tema.

Los cañones llevaban siempre el complicado escudo de armas reales y el nombre del Monarca (D), delfines (E), muñones para fijarlo a la cureña (F), el escudo del Gran Maestre ó Capitán General de la Artillería y su nombre (G). Además, el nombre del cañón, porque cada uno tenía el suyo propio, que eran casi siempre nombres retumbantes o amenazadores, como El Rayo, El Matador, El Destruidor, El Dragón, ó mitológicos, como Hércules, Acetábulo, y también religiosos, como Nuestra Señora de Guadalupe ó San Bartolomé. Estos adornos desaparecen con la Ordenanza de 1743.

El primer cañón se halló en el costado oeste de la plaza Mayor, donde estuvo la Aduana de Sales y punto terminal de una de las ramificaciones del ferrocarril, que en la primera mitad del siglo XX llegaban a la bodegas de la United Fruit Company. Para determinar su época se hace necesaria una minuciosa limpieza de la pieza y protegerla con las recomendaciones técnicas y químicas de los especialistas.

Muchas fotografías de la vieja Santa Marta, revelan los cañones que se hincaron en las esquinas a manera de guardacantones para proteger a las personas de los carruajes. Los cañones hicieron parte del paisaje urbano de nuestra ciudad.

MARCO HISTÓRICO DE LA ARQUITECTURA EN SANTA MARTA

Por: Alvaro Ospino Valiente

ARQUITECTURA INDÍGENA (650-1600)
ARQUITECTURA ÉPOCA COLONIAL (1525-1910)
ARQUITECTURA ÉPOCA REPUBLICANA (1835 – 1940)
ART DECO (1940 – 1960)
ARQUITECTURA MODERNA (1960 - ….)

ARQUITECTURA INDÍGENA
Sierra Nevada de Santa Marta; Los Tayronas
Desarrollaron una forma peculiar de asentamiento:
Una red de terrazas, a veces concentradas, conectadas por caminos de piedra y puentes, que permitió el dominio de un extenso territorio que cubría varias alturas y climas.

El relieve abrupto de agudas pendientes, los cauces rápidos, caudalosos y cortos y el clima que se caracteriza por su alta pluviosidad fueron circunstancias que los antiguos habitantes supieron sortear por medio de la adecuada explotación de los recursos de subterritorio.

Expandieron sus áreas de habitación y de cultivo al modificar la topografía con diversas obras de arquitectura lítica que expresan una relación respetuosa con el entorno.

La cultura apropió los elementos naturales: El relieve, la piedra y el agua para dar respuestas constructivas que revierten al paisaje transformándolo de una manera orgánica.

La organización de todo un sistema de asentamientos que fueron descritos como ciudades por los cronistas del siglo XVI: Así se nos cuenta sobre Taironaca, una de las principales capitales: "Ciudad Pajiza, pero bien fundada, escombrada por parte del oriente, es una de las plazas enlosada, de lajas grandes puestas igualmente, y su hechura va triangulada, por cada parte cien pasos de frente y en las tres puntas tres grandes caneyes, moradas y aposentos de sus reyes". (Castellanos, 1955).


ARQUITECTURA COLONIAL
Las características, formales y funcionales de las mismas, nacen (al igual que la mayoría de la arquitectura colonial) de la fusión entre la obvia impronta arquitectónica traída por los colonizadores y el nuevo contextualismo encontrado en la región, que, con la mano de obra, los materiales, las técnicas y artistas locales crean una arquitectura con tradiciones e identidad propia.

Características:
INTERIORES

Arcadas
Pilastras
Balaustres

EXTERIORES
Balcones
Cornisas
Portadas
Zócalos
Ocúlos
Balaustres

CIRCULACIONES
Escalera en caracol
Escalera recta o de dos tramos

La portada: símbolo de entrar y salir, fue el elemento central de la arquitectura colonial. Allí se expresa la destinación del edificio, su importancia social su impacto cultural.

Arquitectura religiosa
Templos doctrineros y capillas
Iglesias conventuales
Catedrales
Conventos
Seminarios

Arquitectura militar:
Casas fuerte
Fuertes
Baterías

Arquitectura Civil
Fabricas de Aguardiente
Ayuntamientos
Casas de Moneda

Arquitectura Funeraria
Cementerios

Arquitectura Doméstica
Viviendas

Espacio Público:
Plazas
Calles estrecha



ARQUITECTURA REPUBLICANA
Período comprendido entre 1835-1940.
Definición:
Este término es una convención práctica, adopta para designar un fenómeno arquitectónico que reemplazo las técnicas y conceptos de la construcción colonial por nociones plásticas de origen distinto al netamente hispánico.

La arquitectura republicana es la manifestación plástica de un período muy importante de nuestra nacionalidad. Ella representa los ideales sociales y políticos de nuestro país en el momento de su formación. Es un patrimonio tan valioso como la arquitectura del período colonial. Protegerla y conservarla es preservar las bases de nuestra identidad cultural.

La republicana es una arquitectura ecléctica que tuvo influencias francesas, italianas y anglosajonas. Algunos autores prefieren llamarla arquitectura del período republicano.
Los presidentes que mayor impulso dieron a las obras públicas durante el período republicano fueron: Tomás Cipriano de Mosquera (1845- 1849), Manuel Murillo Toro (1864-1866, 1872-1874); Rafael Núñez (1880-1882, 1884-1886) y Rafael Reyes (1904-1909).

§ El siglo XIX se caracteriza por la creación de la republica
§ Nacen los partidos políticos, la Constitución y las Leyes.
§ Patrones formales europeos.
§ Década de los 10 y 20, pero su germinación se dilata hacia atrás
§ El cemento cambia las técnicas constructivas
§ La luz eléctrica posibilita la vida nocturna
§ El fonógrafo posibilita nuevas formas de diversión
§ El ferrocarril promete romper el ancestral aislamiento de las regiones
§ Los acueductos y alcantarillado mejoran la salud

RAICES DEL ESTILO REPUBLICANO
El estilo republicano se inspiró en el neoclasicismo, movimiento que se produjo en Europa en el siglo XVIII ante los cánones ya agotados del clasicismo, al producirse el desgaste de las culturas barrocas, que aspiraba restaurar el gusto y las normas del clasicismo. En la época neoclásica, el color pasa a un segundo plano y adquiere mucha importancia el dibujo; es decir, el trazo puro, y el color es aplicado sólo como complemento. Este arte trató de imitar los estilos utilizados antiguamente en Grecia y Roma, por la influencia de los descubrimientos arqueológicos como los de Pompeya y Herculano. En pintura David fue el máximo exponente del neoclasicismo francés, que contó con pintores como Gross, Gèrard, Prud´hon e Ingres, aunque en algunos de ellos ya apuntaba el germen del Romanticismo, movimiento estético que habría de suceder al neoclasicismo.

LOS ORDENES CLASICOS EN LA ARQUITECTURA REPUBLICANA

a) Orden Dórico:
Se caracteriza por su simplicidad. Las columnas son sin basa, arrancan del piso (estilobato), el fuste es acanalado (con estrías), a arista viva. Va en disminución de diámetro hacia arriba. Hacia el medio del fuste tiene un pequeño ensanchamiento llamado éntasis.

b) Orden Jónico:
Tiene basa, compuesta por dos toros (convexa) y una escocia (cóncava). Esta es la basa ática. El fuste es mucho más esbelto, con diámetro mucho menor, estriado, pero las aristas están biseladas. Se pasa al capitel con un pequeño collarino. El capitel tiene forma de cuernos de carnero, llamada voluta, compuesta por ovas y perlas.

c) Orden Corintio:
Tuvo un gran desarrollo en Corinto y comarca. Tiene basa y el fuste es todavía más esbelto que en el caso anterior. El capitel tiene pequeñas volutas, y entre ellas presenta hojas de acanto.

El Capitolio Nacional, 1847-1926, obra del arquitecto Thomas Reed. El Capitolio constituye la materialización del sueño arquitectónico más simbólico de la Colombia decimonónica. El edificio representaba la democracia, la patria, la nación colombiana.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
Inspiración en las obras de la época clásica, que se tienen por perfectas y definitivas.

Aspiración a una belleza ideal, nacida de la exacta relación de las partes, según medidas dadas por la razón.

En las artes plásticas: dibujo impecable, contornos cerrados, volúmenes modelados de modo que da la ilusión de redondez de los cuerpos; colorido suave y composición simétrica y estática.

Características:
Se caracterizó por la simetría, la elegancia y la sobriedad, el empleo de un solo orden (dórico, jónico o corintio, en lugar de la superposición barroca); además del énfasis sobre los valores lumínicos, la división tripartita de la fachada con tímpano central, la eliminación del color, el gusto por los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas.

Otros:
Pilastras
Áticos
Almohadillado
Decoración en yeso
Marcación de la esquina
Filigrana de hierro
Diferentes tipos de arcos


TIPOS DE ARCOS DEL PERIODO REPUBLICANO

Arco de medio punto.
Elementos principales de un arco de medio punto.
Otra versión de los elementos de un arco.
Rosca o despiece del arco.
Arco rebajado (escarzano)
Arco rebajado (carpanel)
Arco peraltado.
Arco parabólico.
Arco Triangular
Arco de medio punto
Arco rebajado
Arco rampante
Arco apuntado
Arco de extremos equiláteros
Arco adintelado
Arco trilobulado
Arco de herradura
Arco de tres centros
Arco elíptico
Arco en cortina
Arco en gola
Arco Tudor
Arco en catenaria

BREVES ANOTACIONES SOBRE LA CIUDAD DE SANTA MARTA (COLOMBIA)

Por: Alvaro Ospino Valiente


SANTA MARTA
Ciudad situada a orilla de una de las bahías más hermosas de la costa norte de la República de Colombia. Está enclavada al pie de la montaña litoral más alta del mundo. Es la ciudad más antigua fundada sobre el territorio colombiano, tuvo un papel importante durante los primeros años de la conquista española como sitio de intercomunicación entre la península ibérica y el “Nuevo Mundo”.

El agotamiento de los metales preciosos, la hostilidad de los indígenas y los continuos ataques de piratas, impidieron su desarrollo urbano y económico durante la dominación española. A estos factores se sumó su proximidad a la ciudad de Cartagena que la perjudicaba considerablemente.

Durante los siglos XVI y XVII cuando los Habsburgo de la Casa de Austria estaban en el trono español, se mantuvo a la deriva y por fuera de sus prioridades. En esta época permaneció indefensa, aislada, sumida en la pobreza y rodeada de los más belicosos indígenas como los Chimilas. Estos factores determinaron su dramática evolución histórica que en diversos momentos comprometieron su existencia, pero la tenacidad de los samarios con su terca persistencia de volver a empezar, la sacaba de las cenizas después del horror de un asalto de los enemigos de España en especial de la piratería francesa e inglesa.

El siglo XVIII abrió con el ascenso al trono español de los Borbón de extirpe francesa, cambiando su destino. La segunda mitad de este siglo representó un significativo avance urbano y arquitectónico traducido en las obras militares y religiosas, alternada con medidas económicas que pretendieron sacarla del considerable atraso urbano, social y económico respecto a otras ciudades.

La reivindicación de la monarquía española con la atención administrativa es interrumpida por las ideas libertarias. Los desastres naturales como el “terremoto de 1834”, las revoluciones políticas y la apertura de la aduana de Barranquilla, volvieron a estrellarla con su dura realidad histórica.

La construcción del ferrocarril y su utilización en el negocio del banano le depararon sus mejores años iniciando el siglo XX. Las comodidades y tecnologías importadas por los norteamericanos irrumpieron en la cotidianidad samaria, efímera ilusión acabada por los conflictos sindicales. El turismo renace como una actividad redentora donde aún hoy están sentadas sus esperanzas.


SANTA MARTA SIGLO XVI
Valoración Geográfica de la Bahía de Santa Marta: El Sitio Promisorio

Los primeros navegantes españoles valoraron las magnificas condiciones geográficas de la bahía de Santa Marta, por su canal natural navegable propicio para embarcaciones de gran calado, protegido de los vientos del Norte gracias por a la formación rocosa que forman las llamadas abras de Santa Ana. Estas condiciones naturales fueron determinantes para el establecimiento del asentamiento urbano fundado por Rodrigo de Bastidas, complementado por la extensa playa donde se mecen las aguas tranquilas del mar Caribe. Este paraíso natural recibía las cristalinas aguas del río Manzanares, bautizado por Pedro de Heredia añorando su tierra Madrileña, lugar ideal para hacer rada y sofocar las sedientas tripulaciones después de los tres meses de peligrosa travesía oceánica.

Génesis de una Fundación: Un Futuro Improductivo
Aunque existe una polémica referente a la fecha de fundación de la ciudad, la fecha del 29 de julio de 1525 es la tradicional. El nombre de la ciudad proviene de Santa Marta de Betania cuya festividad se celebraba ese día.

Después de su fundación Santa Marta sirvió como cabeza de puente para la conquista de los territorios internos. Promediando este siglo su situación fue angustiosa y conflictiva.

Santa Marta era un sitio de transito por donde entraban hombres con ambición de riqueza, calamidades, envidias, intrigas, enfermedades etc., que se arraigaron en el momento que la convirtieron en “plaza de armas” de la monarquía española.

Durante los primeros años el mayor problema junto a la resistencia indígena fue el hambre, debido al hacinamiento cuando coincidían en la ciudad varias “compañías”. La mayor parte de estas empresas las conformaban hombres reclutados a la fuerza en las levas, sacados de burdeles, casas de juego, cárceles, vagos, etc. Provenientes de las regiones de Castilla, Andalucía y Extremadura.

Santa Marta Signada por la Flecha y el Mosquete: Poblar o Despoblar, Difícil Dilema Promediando este siglo los metales y la pesca de perlas comienzan a escasear y de este modo las naves provenientes de España no tocaban fondo en el puerto samario, pasaban de largo hacia otros puertos como Nombre de Dios, Veracruz, Portobello y Cartagena.

La situación de Santa Marta era problemática en la segunda mitad de este siglo, se hallaba sitiada por dos enemigos. Por el Este, los Bondas hostigaban frecuentemente con incendiar la ciudad. Por el Oeste piratas ingleses y franceses inician su retaliaciones al quedar por fuera del monopolio geoeconómico de los territorios recién descubiertos. Santa Marta es saqueada e incendiada frecuentemente, que no dejaban crecer el vecindario.

Desde la primera mitad del silo XVI, Santa Marta sufre los consecutivos ataques de los enemigos de España que saquean y queman la ciudad en reiteradas ocasiones; primero los franceses con Señor de Roberval (1543), Pierre Braques (1544), Jaques de Sores (1555) y Martín Cote (1560). Luego los ingleses John Hawkins (1565), Francis Drake (1585) y el portugués Cristóbal Cordello (1597); más otros ladrones de mar cuyos nombres no registra la historia.

Una férrea resistencia de los indígenas Bondas y Chimilas con emboscadas en los caminos impedían la búsqueda de alimentos, afectando su evolución urbana y las incursiones para explorar el territorio. La Corona española se enfrentó a la disyuntiva de poblar o desplobar la ciudad que al pasar el tiempo nunca pudo resolver.

El Incipiente Asentamiento Urbano: La Primera Plaza de Armas Española
En principio, Santa Marta se levantó con casas construidas con materiales que proporcionaba el medio natural, estacadas de troncos de árboles cubiertas con palma, que se constituyeron en su punto débil por ser fácil presa del fuego, como el incendio fortuito de 1531.

Los hechos más significativos durante la consolidación de Santa Marta como ciudad, fueron en primer lugar el militar por ser base de las operaciones de conquista. Y religioso con el establecimiento de las compañías dominicas y franciscanas en su campaña de evangelización con la erección de improvisadas iglesias y conventos.

La plaza mayor es el núcleo del trazado de Santa Marta y se convirtió a través de los años en un espacio de alto grado de significación práctica y simbólica.

La utilización del ladrillo y la teja se inicia hacia 1580, no impidiendo estos novedosos materiales la destrucción de la ciudad como el ataque del inglés Francis Drake en 1585.

Las primeras fortificaciones como la Torre fuerte de Bonda y la Casa del gobernador García de Lerma, fueron construidas con estilos de la región de Castilla (España), aplicando los nuevos conceptos tácticos-técnicos generados por la vinculación de la pólvora a la guerra.

La delicada situación por los ataques de piratas e indígenas mantuvo a Santa Marta en una constante de reconstrucción parcial o total. Frecuentemente la ciudad se resarcía de sus cenizas, impotente ante un enemigo superior.


SANTA MARTA SIGLO XVII
Santa Marta en la Geopolítica Imperial Española: Inicio de un Frustrado Desarrollo

Durante este siglo, Santa Marta permaneció aislada del contexto geopolítico imperial español, complicada con la presión externa ejercida por piratas y corsarios de naciones enemigas como Inglaterra, Francia y Holanda. El puerto samario queda excluido de la ruta comercial determinada por la Corona española y con ello, toda posibilidad de desarrollo.

Las rebeliones indígenas no contribuían a su desarrollo económico que pudiera basarse en la agricultura, actividad propicia por la fertilidad de sus tierras y los grandes bosques cuya madera era ideal para construir grandes embarcaciones, que motivara el emplazamiento de un astillero en su puerto.

Su situación era grave había poco contacto con la península ibérica porque la búsqueda aurífera había concluido, hacia el interior de la provincia quedaban reductos Chimilas que se resistían al sometimiento.

Durante este siglo los samarios se enfrentaron con una desventajosa defensa ante un enemigo superior militar y en su logística. Fue ataca por el holandés Adrián Juan Patter (1630); los ingleses Willian Goodson (1655), Edward Doyley y Cristóbal Myngs (1658); los franceses Francisco Coz (1677), Jean D´Estrés (1680) y el holandés Petri Daniel (1693), más otros asaltos de piratas y corsarios de nacionalidades desconocidas.

Santa Marta Después de Godsoon: Miedo y Desplazamiento
La ciudad sufre un retroceso después del ataque del inglés Goodson (1655), entra en un proceso de despoblamiento en medio del pánico escénico. Las familias que podían generar economía emigran a otras ciudades como Maracaibo, Mompós, Santa fe de Bogotá, Cartagena, Honda, etc.
En la medida que Cartagena crecía, Santa Marta decrecía. La construcción de las fortificaciones en Cartagena y el Canal del Dique que la comunicaba fácilmente con el interior del país a través del río Magdalena, fue la estocada final para Santa Marta. La actividad comercial se revolucionó en Cartagena radicando los intereses de España en aquella ciudad en detrimento de las aspiraciones samarias.

La Indefensión de su Puerto y su Pobreza Económica: Reflejo de su Imagen Urbana

Los continuos ataques y el estado de indefensión de la ciudad originaron su estancamiento urbano. La pobreza económica se vio reflejada en su arquitectura y en sus escasas iniciativas de desarrollo urbano.
Las pocas casas reconstruidas frecuentemente, repitieron el mismo patrón utilizado en el siglo anterior. Edificaciones de mala factura de una planta de mampostería con cubierta de teja o levantadas con barro y bahareque con cubierta de palma, diseminadas en escuetas manzanas rodeadas de solares.

En el perfil de la ciudad solo se destacaba por su altura y tipología los edificios religiosos como la iglesia Mayor construida por el obispo Sebastián de Ocando y la iglesia de San Francisco.

Disminución de la Piratería: Punto de Partida para la Consolidación de su Morfología Urbana

Durante este siglo se inicia el proceso de protección del puerto con la construcción de los fuertes de San Juan (1602), San Vicente (1644) y Betín (1663) de una manera desincronizada. En la segunda mitad de este siglo se inicia el desfile de ingenieros militares con Francisco Ficardo (1667), cuya misión era diagnosticar el estado de la ciudad e informar a la monarquía las alternativas de fortificar el puerto, que se prolongaría hasta las postrimerías del siglo XVIII.

A finales de este siglo hay un significativo interés por parte de la monarquía española por la seguridad de la ciudad, se aumenta la guarnición y reparan las defensas. Esto contribuye al retorno de la tranquilidad y confianza en su población, como también a consolidar en definitiva el tejido urbano de la ciudad al no registrarse más destrucciones e incendios.

La Compleja Cotidianidad de Santa Marta: El Temeroso Vecindario Mirando hacia el Mar
A mediados del siglo XVII y en prevención de las naves enemigas que navegaban por las aguas del mar Caribe azotando el litoral, las autoridades apostaban un centinela en la Torre del Veladero que estaba ubicado en la parte más alta de la Abras de Santa Ana, para alarmar a la población en el evento de avistar una de estas embarcaciones, utilizaban un caracol grande que llaman Fotuto como instrumento de viento y poniendo una banderilla inclinada a la bahía, señalaban a los vecinos el peligro de ingreso. La alarma era aterradora, los hombres se preparaban en armas, mientras las mujeres despavoridas corrían cargando sus hijos hacia el monte.

Además de este curioso sistema los veladores de Betín utilizaban humadas quemando cardón para anunciar la presencia de naves inglesas, francesas y holandesas, era la señal para que el gobernador, los pocos soldados y parte del vecindario para una defensa inútil por las precarias condiciones bélicas en las arruinadas fortalezas de San Juan de las Matas y San Vicente.


SANTA MARTA SIGLO XVIII
Las Reformas Borbónicas: Un Breve Giro a su Designio
Santa Marta inicia esta centuria en un completo atraso económico y urbano, la piratería disminuye con el ascenso de los Borbón al trono español, Francia ahora es una aliada. Las políticas internacionales contribuyen a períodos de tranquilidad, aunque Inglaterra queda como su máxima enemiga; este siglo representa el máximo desafío por derrumbar el imperio español de sus territorios de ultramar.

Había incomunicación entre las poblaciones de la provincia convulsionada por los Chimilas, que impedían la circulación de frutos y personas en doble vía.

La falta de personal para fomentar la agricultura y dinamizar el comercio, solo el contrabando de géneros extranjeros a cambio de palo del Brasil estimulaba la actividad económica.

La Guerra Anglo-Hispana: Alternativa para un Posible Desarrollo
Santa Marta aspiraba a convertirse en plaza activa de guerra para acceder a las inversiones básicas para su desarrollo y reactivar la actividad portuaria. Fue negada una propuesta de fortificar la ciudad de su gobernador Gregorio de Rosales Troncoso en 1761, para impedir que cayera en manos de los ingleses y pusiera en peligro la seguridad de Cartagena en aquellos tiempos “Llave del Reino” y estandarte orgulloso del poderío español ante el fracaso del inglés Edward Vernon en 1741. El ingeniero militar Antonio de Arévalo truncó sus aspiraciones al dictaminar que “.....se evidencia que ni la razón de puerto, ni la situación del comercio obligan a que Santa Marta sea plaza de guerra, no debe protegerse por no responder a los gastos que origina”.

La ciudad no tenía actividad comercial que contrastaba con las posibilidades de desarrollo económico y portuario, debatiéndose entre la corrupción y el comercio ilícito.

A mediados de la segunda mitad del siglo, se revaloriza su potencial natural con alternativas en función de su economía, la bahía es resguardada por fortalezas aparentemente respetables para este propósito. Desafortunadamente los futuros acontecimientos políticos internos dieron al traste con esa ilusión.

La Recuperación de Santa Marta Durante los Reinados de Carlos III y Carlos IV:
Efímero Apogeo

A principios de este siglo la ciudad comienza a consolidarse urbanisticamente, desde la plaza de armas se desprenden calles y callejones que nombran de acuerdo a un hito.

La pobreza arquitectónica, reflejo de su pobreza económica, persiste con inmuebles de un piso de mala calidad constructiva de ladrillo, barro y teja.

En la segunda mitad de este siglo, la ciudad vive un cambio cuando la monarquía española vuelve sus ojos hacia ella, los monarcas Carlos III y Carlos IV contribuyeron a un efímero desarrollo urbano basado en la política tributaria y representado en obras religiosas como la Catedral, el Real Seminario Conciliar y el cementerio; además obras defensivas como los refuerzos de los fuertes de San Fernando, San Antonio e isla del Morro, lo mismo que la construcción del Cuartel de Infantería Fija Veterana.

Las Fiestas Reales y Religiosas: Un Escape en Medio de las Dificultades
Las festividades religiosas eran una devoción en el pueblo samario, a su vez se constituían en una entretención: Corpus Christi, Santa Ana, Santa Marta y la Inmaculada Concepción.

La monarquía española ordenaba por medio de cédula real los festejos en todas las colonias americanas, algún acontecimiento al seno de la familia real como: el nacimiento de un heredero, el cumpleaños del monarca, el matrimonio de un miembro de la realeza o la victoria de los ejércitos españoles en Flandes era motivo par el regocijo, gozando el pueblo con toros y comedias en la plaza Mayor.

Para estas ocasiones se ordenaba iluminar la ciudad, se recogía los cardones secos tan abundantes en los cerros circundantes, cuyo corazón es flexible y arde como una antorcha; igualmente se extraía la medula de la semilla del corozo para sacar aceite que servía para alumbrarse.

SANTA MARTA SIGLO XIX
Santa Marta en la Transición de la Monarquía a la República: Irónico Papel


La lucha contra el comercio ilícito, el orden fiscal y los lineamientos económicos impuestos por los Borbón en el siglo anterior permitieron un breve progreso de la ciudad, interrumpido bruscamente por las primeras manifestaciones libertarias. Santa Marta asume su rol de ciudad realista a pesar de la histórica indiferencia de la monarquía, aunque gozaba de su reivindicación en esos momentos.

Con el boicoteo español al puerto patriota de Cartagena, Santa Marta adquiere un corto apogeo portuario. A principios de siglo se constituye en la escala del contrabando en la ruta clandestina entre las Antillas y las provincias internas del territorio colombiano.

Expulsadas las últimas autoridades españolas esta nueva nación se abre al mundo europeo en especial a Inglaterra, comienzan los contactos diplomáticos y las ciudades ubicadas en el litoral como Santa Marta, se convierten en el puente de los nuevos mercados.

La navegación y el contacto europeo
Buques, bergantines y goletas provenientes de Kingston (Jamaica), Nueva York (EEUU), Havre y Liverpool (Inglaterra), llegan al puerto samario repletos de variadas mercancías, licores y porcelanas; a su regreso cargaban sal, cueros, frutas etc.

La Sub-utilización del Puerto y la Abolición de la Esclavitud: Fuerte Depresión Económica
La abolición de la esclavitud en 1851, afectó la producción agrícola en especial los extensos cafetales de Minca y los cañaduzales de la Florida de San Pedro Alejandrino por no haber brazos para recoger los frutos, ambas propiedades de Joaquín de Mier.

Promediando el siglo declararon puerto libre a Sabanilla (Atlántico) afectando el movimiento portuario en Santa Marta, agravado con la construcción de la Aduana de Barranquilla que la condujo rumbo a una fuerte depresión económica. Santa Marta vive el fenómeno de migración de varias familias de comerciantes samarios hacia Barranquilla como los Abello, Vengoechea, Noguera, González, De Mier, Obregón, Salcedo, Dávila, DíazGranados, etc.

El terremoto de 1834, la depresión económica y las revoluciones políticas, cerraban el angustioso círculo de la economía de la ciudad. No había fomento agrícola, ni industria pecuniarias, ni fabriles. Los pocos samarios que tenían un empleo trabajaban en las oficinas del Estado; otros pescando, cortando leña o en oficios artesanales.

Los samarios ven en la construcción del ferrocarril su panacea, piensan que saliendo al río Magdalena vía a El Banco podrían equiparar el comercio de Barranquilla. Manuel Julián de Mier emprende en 1881 este quijotesco proyecto que en el siglo siguiente sería de gran utilidad.

Las Guerras Internas y los Desastres Naturales: Un Retroceso en su Imagen Urbana
Durante este siglo Santa Marta fue golpeada por las guerras y los desastres naturales, estos incidentes no dejaron desarrollar la ciudad, poca atractiva para los viajeros de este siglo.

Un numeroso grupo de indígenas al mando del español Vicente Pujals que se resistía al cambio político, se toma a Santa Marta a nombre de la monarquía española. Hubo saqueo y destrucción excepto la aduana y el depósito de un comerciante extranjero.

Un terremoto en 1834 derriba decenas de casas y agrieta la cúpula de la Catedral. Las precarias condiciones económicas de los samarios tardan casi medio siglo para recuperar su imagen urbana.

Las revoluciones políticas del país en 1860, y entre 1873 y 1879 tienen como teatro bélico las calles de Santa Marta, la Catedral y algunas casas son blanco de estos combates.

La inundación del río Manzanares en 1894, llamado como el ciclón del 94, averío la obra del ferrocarril y algunas casas, hubo una seria emergencia afortunadamente sin victimas.

La aparición de la vía férrea en las afueras de la ciudad se convirtió con el paso del tiempo en el límite de su perímetro urbano, trastocando morfología urbana.


La Pausada Cotidianidad de Santa Marta: Cuatro Tradicionales Actividades
Hasta hace un siglo, el río Manzanares era la fuente hídrica abastecedora de la ciudad, la cercanía del río a la ciudad determinó que el aljibe o cisterna no fuera indispensable en la mayoría de las viviendas. El baño matinal se constituía en la primera actividad general de los samarios, por los senderos de veían desfilar la gente a pie o en bestias directo al río, cabezas de rizados cabellos portaban enorme tinajas de barro cocido con el preciado liquido. Igualmente los aguadores recorrían las polvorientas calles vendiendo agua en sus carretas o bestias que cargaban los barriles. Por otra parte las mujeres aprovechaban el mediodía para realizar sus actividades de lavandería.

La segunda Actividad era el mercado entre las cinco y nueve de la mañana, era el espacio y tiempo para el chismorreo entre saludos y compras. Al calentar el sol las calles quedaban desanimadas.

Seguía la siesta después del almuerzo sobre una hamaca después del almuerzo que se colgaban en los zaguanes y patios sombreados de las viviendas, era cuando la ciudad hacia una pausa que hasta disgusto generó en las tripulaciones que se cansaban de hacer señas pidiendo autorización para entrar al puerto samario, nadie se movía y los frustrados navegantes seguían su rumbo a otro puerto cercano como Sabanilla o Riohacha.

Al final de la tarde se recibían las visitas, los samarios aprovechaban para exponer su vocación literaria o musical; también se paseaba por la playa.


SANTA MARTA SIGLO XX
El Ferrocarril y el Banano: Revolución Económica y Cultural
Las esperanzas del renacimiento económico estuvieron sentadas en el ferrocarril, pero las dificultades financieras impidieron concluir el proyecto que llegó hasta Ciénaga. Surge la idea de sembrar banano en las zonas aledañas a esa población y el ferrocarril es vital para sacar la fruta, llevándola hasta el puerto de Santa Marta para cargarla en buques con destino a los Estados Unidos.

La actividad económica entorno al banano atrajo la inversión extranjera, empresas norteamericanas como la Sander de New Orleáns, Colombian Land y United Fuit Company impulsaron la exportación del producto agrícola, esta última monopolizó el comercio hasta 1966, año de su retiro.

Santa Marta gozó de una prosperidad económica y todo lo que representaba la influencia norteamericana en multitudes de aspectos. Los conflictos laborales, la sigatoca y la segunda guerra mundial golpearon duramente el negocio llevándolo a la crisis, con esto el puerto de Santa Marta experimenta un descenso en su movimiento.

La Industria Turística: Ilusión a Largo Plazo
El turismo surge como una actividad redentora ante la posibilidad de explotar el potencial natural del Parque Tairona y la Sierra Nevada de Santa Marta, alternativas aplazadas por la falta de iniciativas y consensos.

El desarrollo del balneario El Rodadero en la década de los 60´s vislumbró el turismo como una industria promisoria de gran empuje. La construcción de edificios de propiedad horizontal generó la parahotelería y la infraestructura de sus servicios públicos han quedado obsoleta con la gran demanda constructiva de finales de siglo.

En el último cuarto de este siglo aparece el tráfico ilícito de la marihuana con los clanes familiares provenientes del Departamento de la Guajira, ocasionando una alteración social, económica y cultural de la sociedad samaria.

Paralelo a las vendetta entre narcotraficantes Santa Marta experimenta unos años de terror con el enfrentamiento armado de dos familias guajiras. La bonanza de la marihuana construye una cultura ajena y peligrosa.

La Vía Férrea: El Perímetro de la Ciudad y su Alteración Morfológica
A principios de siglo la construcción de la vía férrea se convierte en el borde del centro de la ciudad hacia el Este.

No obstante una década después se evidencia su desborde hacia el Norte con el Barrio Olaya Herrera para el personal que laboraba en los muelles. Al Sur, el Barrio El Prado con todas la comodidades de una comunidad autosuficiente (clínica, canchas de golf, hospital, cooperativas, viviendas, etc.), construido para el personal norteamericano.

El Puerto y el Ferrocarril: Inicio de la Obsolescencia del Centro Histórico
El puerto y el ferrocarril fueron consolidando una zona de tolerancia hacia el Norte de la ciudad con bares y casas de lenocinio, este fenómeno originó el desplazamiento de muchas familias tradicionalmente residentes en el centro hacia otros puntos de la ciudad. La calle de las Piedras fue famosa por la gran cantidad de burdeles prestos a satisfacer las necesidades de las tripulaciones de los vapores anclados en el puerto.

A mediados de siglo comienza la degradación arquitectónica del centro histórico, muchos caserones coloniales caen ante el afán del mal llamado progreso, en especial con la arquitectura bancaria. El uso comercial exige nuevos patrones de fachadas que obliga la deformación de fachadas originales.

Hoy (2006), el Centro Histórico se ve asfixiado por la gran congestión del trafico automotor y la proliferación de ventas estacionaria sobre el espacio público. Se ha iniciado un proceso de recuperación integral con el relleno de la playa, la construcción de espolones en el mar y la intervención al Camellón, cuyos resultados son a mediano plazo.

LA REALIDAD HISTÓRICA DE SANTA MARTA DURANTE LA DOMINACIÓN ESPAÑOLA

Por: Alvaro Ospino Valiente

Durante las primeras décadas de conquista, Santa Marta se constituyó en cabeza de puente por donde ingresaban las compañías expedicionarias de los territorios internos de la actual República de Colombia, remontando el Río Grande de la Magdalena. De aquí, partió hacía el país de los Chibchas, don Gonzalo Jiménez de Quezada, donde fundaría en 1538 a Santa Fe de Bogotá.

El desenvolvimiento urbano de Santa Marta durante el siglo XVI, fue lánguido y agónico; en primer lugar, los problemas internos de sus malos gobernantes, codiciosos de riquezas y poder, envueltos en acusaciones, juicios de residencias, expedientes de cargos, calumnias o difamaciones, saltando del plano personal a las decisiones políticas sobre la ciudad, disputas que en nada beneficiaban. Y por último, los enemigos externos asediaban a la escasa población, en tanto que los grupos aborígenes Chimilas y Bondas, se resistían al sometimiento español, siendo una permanente amenaza, temiéndose a las formas de ataques en las flechas mortales untadas de ponzoña. Igualmente, promediando la centuria suceden las primeras incursiones piratéricas a cargo de franceses e ingleses, destruyendo constantemente el incipiente asentamiento urbano y aterrorizando a sus pobladores.
Lo cierto es que, Santa Marta nació sin porvenir, su estado de ruina y desolación serían los signos urbanos más característicos en sus 300 años de historia española. Tal como le informaba Fray Tomás de Angulo al Consejo General de Indias en carta del 31 de mayo de 1535:

No hay necesidad de abrir la puerta a que más cristianos vengan. Antes hay necesidad de sacar muchos de los que hay, porque ellos están perdidos y mueren de hambre.

Así mismo el gobernador Luís de Rojas ante la arremetida indígena le comunicaba al rey Felipe II en misiva del 30 de septiembre de 1572, dilapidario dilema que nunca fue capaz de resolver la Corona:

Si vuestra Majestad no lo remedia, entiendo sea de venir a despoblar.

La relegación urbana y poliorcética de Santa Marta se remonta al tercer viaje del ingeniero militar Bautista Antonelli, encargado del plan defensivo americano de Felipe II e iniciador de las consideraciones políticas ventajosas para Cartagena que dieron lugar a su favorita preferencia en detrimento de los intereses de Santa Marta; por lo tanto, se hace necesario mantener un paralelo con esta ciudad para explicar su realidad histórica poliorcética. Finalmente, Antonelli inicia el proyecto del recinto amurallado en la ciudad de Cartagena hacia 1595, propinándosele la primera estocada a las aspiraciones políticas de Santa Marta.

Es el comienzo de la exclusión de Santa Marta de las prioridades políticas de España en América, marcando un crecimiento progresivo del recinto pétreo cartagenero y el postrado hundimiento urbano samario. Durante más de dos siglos la Corte española no cesó de atender el problema de seguridad y defensa de Cartagena. En ella dedicaron sus mejores esfuerzos los mejores ingenieros militares y se invirtieron sumas incalculables entre fortalezas y almacenes. Con el Canal del Dique se revoluciona el comercio hacia el interior, año tras año aumentaba el volumen de carga a través de ese conducto. Es así como el puerto de Santa Marta se abandona paulatinamente, al tocar fondo la Armada de los Galeones en puerto cartagenero, que transportaba hombres y mercancías al Nuevo Mundo, las riquezas en lingotes y doblones a la metrópoli, según, por ofrecer Cartagena un puerto más seguro. Fray Antonio Julián nos lo explica en su obra:

Ahí a la llegada de las flotas se convertían días como de feria general donde concurrían los comerciantes, no s610 del Nuevo Mundo, sino de Quito y Perú por el Océano Pacífico a través de Panamá, cargados de pesos duros y doblones, se proveían de mercaderías para llevarlas a sus ciudades. Algunos quiteños tomaban la ruta por tierra hasta conectar con el Río Magdalena, por su parte los limeños lo hacían por Panamá. Los provenientes del Reino de Santa Fe, las gobernaciones de Antioquia y Popayán lo realizaban siguiendo el curso del Rio Magdalena. A los comerciantes de Santa Fe, les era indiferente que la concurrencia fuese en Santa Marta o en Cartagena, aunque en teoría le resultaba más camada en Santa Marta. Más los limeño s y quiteños, les con venia en Cartagena por su mayor proximidad con Portobello y porque se disminuía el trayecto, y también porque ahorrarían el peligro de doblar una punta que hay entre Cartagena y Santa Marta.

Parte de la administración virreinal residía en dicha ciudad, por lo tanto los navíos pasaban de largo con la correspondencia oficial. Entre los quiteños y limeños, habían caballeros poderosos y hombres de fuertes caudales; influyentes en la corte española y determinantes para que las flotas fueran a hacer su rada en el puerto de Cartagena por el apogeo del comercio, la ciudad prosperaba y en ella, se radicaban para echar raíces, familias poderosas al amparo de las fortificaciones, que contribuyeron en gran parte a su configuración urbana, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Sin la llegada de las flotas y por consiguiente abandonada del comercio e indefensa, Santa Marta se fue despoblando. Al paso que crecía Cartagena, Santa Marta decrecía. Luego de la destrucción de Santa Marta en 1655 por el Goodson, muchas de las principales familias emigraron a Maracaibo, Cartagena, Mompox, Honda y Tenerife. Para entonces, los intereses de la Corona residían en Cartagena, por lo tanto era preciso fortificarla, para defenderla de los ataques de las naves de guerra enemigas, interesadas en el derrumbe español.

Proyectos e ingenieros militares al servicio de la Corona desfilaron interrumpidamente por esa ciudad, mientras que Santa Marta se debatía entre las ruinas y las continuas humillaciones del enemigo. Esta, al no reportarle ningún beneficio económico a la monarquía, quedaba como muchas ciudades indefensas en el litoral Caribe, que todavía eran la gran mayoría, bajo la tutela del gobernador, una mínima guardia personal y los vecinos mal armados. Ellos tenían que enfrentarse por sus propios medios con el enemigo que les hostigase y frecuentemente los hombres tenían que acudir a las armas en unas obras defensivas en mal estado, mientras las mujeres y niños corrían despavoridos por los montes en busca de refugio.


En el siglo XVII, Santa Marta estuvo mal resguardada por dos pequeñas fortalezas, el Fuerte San Juan de las Matas de traza en estrella de cuatro "rayos" inspirado en la antigua escuela de fortificación italiana, correspondiente el período de fortificación renacentista con principios abaluartados y la plataforma de San Vicente a manera de reducto, insuficientes ante el poderío enemigo. El segundo cuarto del siglo XVIII, fue el tiempo donde la ciudad mantuvo una defensa aceptable, se amplía el horizonte defensivo a los cerros con reducidas e irregulares fortificaciones sin tener en cuenta las reglas del Arte, pero en fin para cumplir una labor defensiva. Paradójicamente la paz reinó y poco trabajo tuvo las fortalezas.


Con la derrota del almirante inglés Edward Vernon en su intento de apoderarse de Cartagena en 1741, parece realzarse el prestigio de esa ciudad e igualmente justificar el esfuerzo de la monarquía en mantener la inexpugnabilidad de su plaza, mermando de este modo las posibilidades de convertir a Santa Marta en plaza fuerte y de gozar de proyectos de fortificación conforme a las reglas preceptuadas en su momento. Otro factor determinante en la postración militar y por consiguiente urbana de Santa Marta, fue la llegada a Cartagena del ingeniero militar extraordinario Antonio de Arévalo, después de la heroica defensa ante Vernon. Con Arévalo desfilan un serial de conceptos adversos sobre la inconveniencia de fortificar Santa Marta y a su modo definir un extraño concepto de estrategia militar puesto en práctica en otros lugares durante los reinados de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV:

La mejor defensa es la que no tiene defensa.

Es decir, en la medida que no estuviese fortificada, menos apetecible era para el enemigo. No convertir a Santa Marta en plaza de guerra, como tampoco construir grandes fortalezas, ante el grave riesgo que cayeran en manos de los ingleses y fuese difícil su recobro. En sus opiniones, Arévalo se apoyó en la sentencia desfavorable con respecto a Santa Marta, emitida por el tratadista Ignacio Sala en 1752, cambiando su opinión inicial de prestarle alguna atención a las fortalezas samarias, poco tiempo después de su llegada. Opinaba Arévalo:

Santa Marta no debe convertirse en plaza nueva de guerra, no debe protegerse por no responder a los gastos que origina. Y en iguales circunstancias siempre será lo más seguro hacer lo mismo para no dar en manos de los enemigos y de nada servirán entonces las fortificaciones de Santa Marta, sino de perder el gasto y muchos cuidados de muchos años para un lance aventurado.

Con estas razones esgrimía la propuesta del gobernador Rosales Troncoso en 1764 durante el reinado de Carlos III, negando cualquier intención de levantar fortalezas. Eran claros los intereses del ingeniero miliar Arévalo en no aprobar siquiera una obra de refuerzo, porque en esos momentos estaba obstinado con el vasto plan de obras en Bocachica y en las baterías colaterales del Fuerte de San Felipe de Barajas en Cartagena, resultaba explicable que al considerar la realización de obras en Santa Marta, el presupuesto de su gran empresa castrense cartagenera se vería afectado, como también los recursos humanos y técnicos.


Promediando el siglo XVIII con Antonio de Arévalo, la negativa de fortificar Santa Marta conforme a las reglas del Arte Militar queda determinada, justamente en los precisos momentos cuando relucía con mayor belleza las líneas fulgurantes del neoclásico militar, qUé aun conservan las fortificaciones de Cartagena de Indias. Es indiscutible que Inglaterra perdió la oportunidad en abrir la brecha a los dominios españoles, apoderándose inicialmente de la ciudad de Santa Marta y crear a partir de ella la base de operaciones en tierra firme, como lo era Jamaica en el Caribe. Tal preocupación fue expuesta por el gobernador Rosales al rey, analizando lo que acontecería si Santa Marta cayera en manos de los ingleses, peligraría la plaza de Cartagena, al marchar por tierra y mar hacia ella. Incluso ante el inminente segundo episodio de la guerra por el III Pacto de Familia entre 1779 y 1783 con el Visitador General de las Fortificaciones en América, el ingeniero Militar Agustín Crame, se mantiene el concepto de no realizar obras de grandes proporciones, sino intervenir con refuerzos sencillos a los fuertes de San Fernando, San Antonio y de la isla del Morro, al parecer los menos arruinados.


Con Crame finalizan las construcciones de fortificaciones en Santa Marta, cuando el teatro bélico cambia de intereses, personajes y escenarios al no tener contra quien combatir y alejarse para siempre los enemigos del mar. Con el fin de la guerra, comienza una nueva batalla para las fortalezas samarias: abandono obsolescencia y destrucción. Finalizando el siglo XVIII, se advierte en la ciudad un progreso urbano nunca antes registrado, alternado con las medidas económicas y militares instruidas desde España y ejecutadas por uno de los mandatarios más aplicados que tuvo la provincia de Santa Marta, el gobernador José de Astigárraga.


Las primeras manifestaciones de insurgencia de finales del siglo XVIII, encontraron a Santa Marta en las mismas condiciones de aislamiento de los dos siglos anteriores, con lo cual pretendían mantenerla alejada de cualquier posibilidad en convertirla en teatro de guerra. Aún bajo esta nueva situación, Santa Marta cumple un papel irónico manteniéndose fiel a la Madre Patria, bautizada por el gobernador Víctor de Salcedo y Somodevilla (1805-1810), como «la muy noble, la muy fiel y la muy leal), donde el rey de España tendría su más firme plaza; quizás porque su población comprendió, que en su historia jamás había gozado de una prosperidad, traducida en las obras urbanas, religiosas, defensivas y de beneficio económico que en su momento gozaba.


A ello contribuía, el mismo aislamiento del contexto europeo y el cuidado de España en evitar la llegada de personas con las noticias de los acontecimientos políticos de Europa, sobre todo de la Revolución Francesa, motivadas por las doctrinas predicadas por los filósofos del siglo XVIII. La disposición de los samarios frente a las nuevas ideas, eran entregar sus vidas y bienes para sostener la religión y a su amado monarca; irónicamente los indígenas que tanto sufrieron siglos atrás, fueron leales a esta causa, fe de ello la condecoración con la medalla de oro otorgada a Antonio Núñez, cacique de los Mamatoco.


Durante la reconquista de España en 1815 en el reinado de Fernando VII (1808-1833), Santa Marta cumplió un papel decisivo abasteciendo de víveres y hombres a las tropas de Pablo Morillo para el sometimiento de Cartagena; conservando su fidelidad a la monarquía hasta el día 10 de noviembre de 1820, cuando definitivamente fueron ocupadas por las fuerzas patriotas.


La noble causa de la Emancipación, truncó el momento próspero que gozaba Santa Marta, gracias a la monarquía que había vuelto los ojos a ella. Aún con el breve renacer urbano y comercial de su puerto a principios del siglo XIX -no obstante eran pocos los barcos que llegaban de España, porque desde el puerto de Sabanilla se fomentaba el contrabando- y durante el tiempo que duró la República de la Nueva Granada (1831-1856), esta ciudad jamás volvió a disfrutar de las mieles del progreso. La segunda mitad del siglo XIX, pasó por Santa Marta dejando las huellas de la violencia política, que nunca dejó en pensar en futuro; corroborando aquella lapidaria sentencia que concluimos de la historia de Santa Marta, una ciudad condenada a pobreza perpetua.